Cuando nuestros hijos se adentran en la pubertad (y a veces antes), su sexualidad empieza a florecer a pasos agigantados. A veces los jóvenes están preparados para esta explosión de hormonas y otras no; pero los padres no están preparados casi nunca. Una de las características de la sexualidad que más les cuesta entender e integrar a los padres es la orientación sexual.
En este artículo me propongo aclarar varios conceptos: sexo, género, orientación sexual e identidad de género. Con ello será más sencillo comprender cómo nuestros hijos se enfrentan a este aspecto de su sexualidad.
El sexo son las características biológicas y psicológicas que definen al hombre y a la mujer. Simplificando mucho, si naces con cromosomas XX eres una mujer biológica y si son XY eres un hombre biológico. El género, sin embargo, es una construcción social. Cuando hablamos de género nos referimos a las características (emocionales, intelectuales, afectivas) y las conductas que socialmente atribuimos a los hombres y las mujeres. Por ejemplo, a los hombres les gusta el fútbol y a las mujeres les gusta ir de compras. Es decir, el sexo viene determinado por la naturaleza y el género viene determinado por la cultura y, como tal, es aprendido.
Poco a poco, los roles de género (las características que asociamos a ser hombre o mujer) se han ido diluyendo y haciendo menos rígidos en nuestra sociedad. Hoy en día, se da por sentado que a los hombres puede gustarles ir de compras y a las mujeres puede interesarles el fútbol. Aunque hay algunas barreras más difíciles de romper; por ejemplo, nos cuesta asumir que una mujer no quiera tener hijos o que un hombre llore en público.
En algunas personas el sexo y el género están alineados (naces mujer y te comportas con características socialmente femeninas o naces hombre y te comportas de manera socialmente masculina) y en otras no. Por suerte, en nuestra sociedad actual estos límites son mucho más flexibles, por lo que el sexo con el que nacemos no debería limitar nuestra forma de comportarnos, nuestros gustos o nuestras oportunidades.
Cuando hablamos de orientación sexual nos referimos a qué personas nos atraen y con quien queremos tener relaciones sexuales o amorosas. Hay varias orientaciones sexuales: gay, lesbiana, heterosexual, bisexual, asexual y pansexual.
Hoy en día, aún no sabemos con certeza porqué alguien puede ser lesbiana, gay, heterosexual, bisexual o pansexual. Los estudios realizados muestran que la orientación sexual está, en parte, causada por factores biológicos que comienzan antes del nacimiento.
Lo que sí sabemos por nuestra experiencias como psicólogas infantiles en Aranjuez, es que la orientación sexual no es una elección y no puede ser cambiada. Las personas no decidimos por quién nos sentimos atraídas y ningún tipo de “terapia” o “tratamiento” podrá cambiar nuestra orientación sexual. No podemos lograr que alguien gay se vuelva heterosexual, ni que alguien heterosexual se vuelva gay. Por ejemplo, dejar que un niño juegue con juguetes tradicionalmente femeninos, como las muñecas, no puede “volverle” gay.
Las personas comenzamos a ser conscientes de que nos sentimos atraídos por otros a muy temprana edad. Eso no significa que tengamos sentimientos sexuales, pero sí que podemos identificar qué personas nos resultan atractivas. Tanto si somos gays, lesbianas, bisexuales o heterosexuales, es probable que lo sepamos antes de la pubertad, aunque algunas personas tardan más tiempo.
Aunque la orientación sexual se fija en años tempranos, el deseo y la atracción puedan cambiar a lo largo de la vida y podemos sentirnos atraídos por diferentes personas en diferentes momentos. Nuestra sexualidad es fluida y no tiene porqué mantenerse siempre igual.
La orientación sexual nos dice por quién nos sentimos atraídos. La identidad de género, en cambio, nos dice quiénes somos y el concepto que tenemos de nosotros mismos como seres sexuales: masculino, femenino o de género no binario (persona que no se identifica ni como femenino ni como masculino).
Esto significa que ser transgénero (sentir que el sexo que te ha sido asignado es diferente al género con el que te identificas) no es lo mismo que ser gay, lesbiana o bisexual.
Hay muchas identidades asociadas con la orientación sexual:
- Las personas que se sienten atraídas por un género diferente al suyo (por ejemplo, mujeres que se sienten atraídas por hombres y hombres que se sienten atraídos por mujeres) se suelen llamar a sí mismas heterosexuales.
- Las personas que se sienten atraídos por el mismo género se suelen llamar a sí mismas gays, lesbianas u homosexuales.
- Las personas que se sienten atraídas tanto por hombres como por mujeres se suelen llamar a sí mismos bisexuales.
- Las personas que se sienten atraídas por cualquier identidad de género (masculino, femenino, género no binario, intersexual, etc.) se suelen llamar a sí mismos pansexuales.
- Las personas que no sienten atracción sexual en general, por ningún género ni sexo, se suelen llamar a sí mismos asexuales.
También es importante aclarar que algunas personas no se sienten identificadas con ninguna de estas etiquetas. Sienten que no les describen bien o, simplemente, no les gusta la idea de etiquetarse. Depende de nosotros mismos decidir qué etiqueta queremos, si es que queremos alguna.
En ocasiones, a los padres les cuesta entender todos estos procesos de identificación sexual y de género por los que pasan sus hijos. Es normal que nos sintamos sobrepasados cuando nos enfrentamos a situaciones nuevas y desconocidas y, a veces, no sepamos cómo abordarlas.
Pero es importante entender que tanto la orientación sexual como el género son una parte natural de quienes somos y no son una elección. No decidimos por quién nos sentimos atraídos y cómo nos sentimos con nuestra sexualidad.
Sentir el apoyo de tu familia es muy importante cuando se pasa por periodos difíciles. Por eso, acudir a una especialista en sexualidad puede ayudar, tanto a los padres como a los hijos, a entender mejor qué está pasando y cómo enfrentarnos y vivir la situación de la forma más positiva posible para todos los implicados.
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