Los clientes llegan a la consulta de psicología por motivos muy diversos. A veces, un amigo, un familiar o la pareja insisten en que busques ayuda psicológica. Otras veces, existe algún problema de salud mental que requiere tratamiento y se deriva desde el médico o la empresa en la que se trabaja. En ocasiones, las personas por sí mismas son conscientes de que hay algo en sus vidas que quieren cambiar (manejar su ansiedad o su ira, sentirse mejor, solucionar problemas familiares o de pareja, o modificar comportamientos específicos que son problemáticos).
De cualquier manera, cuando se toma la decisión de ir al psicólogo, se llega a la primera sesión con una serie de expectativas. Y algunas de ellas suelen ser bastante irreales.
Esto pasa con casi todas las profesiones: los que no somos abogados sabemos muy poco acerca de las leyes y los juzgados y nos hacemos una idea de cómo funcionan por lo que vemos en las series y las películas. Lo mismo sucede con la psicología, pero la televisión suele enseñarnos una imagen de las profesiones que no siempre concuerda con la realidad. Y con la psicología, existen muchos estereotipos y malos entendidos sobre cómo funciona nuestro trabajo.
Saber qué esperar de la experiencia de ir al psicólogo puede ayudarte a enfrentarte al proceso de forma más realista. Aquí hay algunas expectativas habituales que es mejor que dejes fuera cuando entres en una consulta de psicología.
No esperes que tu problema se arregle rápido.
Hay muy pocos problemas que se resuelvan en una sola sesión de terapia, por no decir ninguno.
Habitualmente, la terapia psicológica implica un compromiso a medio-largo plazo. Las primeras sesiones se utilizan para que el psicólogo pueda hacer un diagnóstico y determine qué trabajo hay que realizar para solucionar el problema. Para ello, te preguntará sobre todo lo que tenga que ver con tu problema y sobre tu historia social y familiar.
Para algunas personas resulta incómodo hablar de forma abierta sobre sus problemas y su vida personal. Para otros, esto resulta una experiencia muy positiva y reveladora en sí misma.
Sea cual sea el problema a tratar, cuando te decides a ir a ver a un psicólogo es porque tienes una dificultad que lleva tiempo en tu vida. Eso hace que sea difícil que desaparezca deprisa, puesto que lleva mucho tiempo formándose. Además, muy pocas personas son capaces de hacer los cambios necesarios para resolver sus problemas de la noche a la mañana. Así que la duración de la terapia dependerá del problema en sí y del compromiso del cliente.
Dicho esto, la terapia psicológica es limitada y no puede durar eternamente. El objetivo es que la persona aprenda a vivir de forma plena y autónoma, así que el proceso de terapia debe tener un principio y un final.
En muchos casos, el proceso no será fácil.
Hacer terapia requiere esfuerzo. Implica mirarse a uno mismo y eso casi nunca es fácil.
Tu psicólogo y tú trabajaréis juntos para entender cómo y por qué se está produciendo tu problema. Por ejemplo, cuáles son tus procesos de pensamiento, las conductas que evitas, cómo expresas o manejas tus emociones o la manera en que te comunicas. Y después desarrollaréis diferentes maneras de solucionarlo.
En el camino, habrá momentos en que te sientas peor, antes de sentirte mejor. Eso significa que te estás enfrentando a tu miedo y a tu dolor, aunque te cueste. Son pasos necesarios para poder solucionar los problemas y, si pones de tu parte, obtendrás los resultados deseados, aunque al principio cueste un poco.
Hablar con un psicólogo no es igual que hablar con un amigo.
La relación terapéutica es diferente de otras relaciones. Para empezar, no es recíproca. Con un amigo, ambos compartís vuestros problemas, pero con un psicólogo sólo lo harás tú. Así el terapeuta se centra en lo importante: tú y tus objetivos.
Además, un psicólogo es la única persona que no va juzgarte. No importa lo que le cuentes, el terapeuta está ahí para trabajar contigo y ayudarte a solucionar tus problemas.
Como el psicólogo no es tu amigo ni tu familiar, es capaz de ver lo que le cuentas con objetividad y perspectiva. Ver los problemas desde fuera, hace que sea más sencillo captar todo lo que pasa. Por no decir que ha estudiado durante muchos años para aprender a trabajar con personas como tú.
No esperes conectar con cualquier psicólogo.
Aunque la relación terapéutica es diferente a las demás, también implica a dos personas que van a trabajar juntas.
Llegarás a la consulta del psicólogo tal y como eres, con tu estilo de comunicación, tu forma de ser y con una percepción concreta de cómo son tus problemas y qué objetivos quieres conseguir con la terapia.
El psicólogo, aunque es un experto en salud mental, también tiene su propio estilo de trabajo y de relacionarse con los demás. Puede que no conectes con esa persona o que cueste unas cuantas sesiones averiguar si es la mejor opción para ti.
En conclusión…
Tomar la decisión de acudir al psicólogo no es fácil. La mayoría de las veces, requiere tiempo y valentía ser capaz de decidirse. Pero, el simple hecho de pensar en hacerlo, ya es una señal de que hay algo en tu vida que no te gusta demasiado o que crees que, si modificaras, te sentirías mucho mejor.
Como muchas de las decisiones que tomamos, ir al psicólogo no es algo definitivo y siempre puedes cambiar de opinión. Así que, si crees que tienes algún problema que dificulta tu vida, no dudes en venir a vernos. Como psicólogos en Aranjuez trabajamos con personas como tú para que logren sentirse más felices y satisfechas en su día a día, así que, si crees que podemos ayudarte, ponte en contacto con nosotras.
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