Es muy importante que los niños aprendan a tomar decisiones adecuadamente. La toma de decisiones es un proceso más complejo de lo que pueda parecer. Implica valorar los aspectos positivos y negativos de una situación, pensar en las opciones disponibles, prever los resultados de nuestras acciones y otros procesos de pensamiento que pueden resultar difíciles para los niños.
Como casi todos los comportamientos que llevamos a cabo, tomar decisiones es algo que aprendemos. Por mi experiencia como psicóloga infantil en Aranjuez, puedo recomendarte algunas cosas que podemos hacer para favorecer que nuestros hijos desarrollen esta capacidad de la mejor manera posible:
Enseña a tu hijo a tomar decisiones por sí mismo y a reconocer cuando ha tomado una buena o una mala decisión.
Los niños toman decisiones todo el tiempo, pero a menudo no son conscientes de que lo están haciendo. Hay muchas maneras en las que los padres pueden ayudar a sus hijos a mejorar su habilidad de tomar decisiones de forma consciente. Por ejemplo, puedes preguntarle el porqué de sus decisiones. Si el niño elige llevar un juguete al parque, pregúntale por qué ese juguete y no otro. Al tener que explicar su decisión, el niño será consciente de que está decidiendo y los padres podrán saber más acerca de cómo toma las decisiones el niño.
Ayuda al niño a aclarar el problema que está generando la necesidad de tomar una decisión.
Hazle preguntas que le ayuden a darse cuenta de qué piensa o siente en esa situación concreta y qué necesita cambiar de ella para solucionarla o sentirse mejor.
Dale ideas sobre las posibles soluciones.
Normalmente hay más de una solución para cada problema y los padres pueden ayudar a sus hijos haciéndoles ver todas las opciones disponibles. Pregúntales qué alternativas ven y sugiéreles las que no se les ocurran. Así será más sencillo para ellos tomar una decisión.
Permite que el niño elija la opción que mejor le parezca, después de haber evaluado las consecuencias de todas ellas.
La mejor solución suele ser aquella que permita resolver el problema y hacer sentir mejor al niño al mismo tiempo. Si no es posible encontrar esa “solución perfecta”, siempre se puede buscar la “menos mala”.
Después de tomar la decisión, ayuda al niño a evaluar los resultados de la misma.
¿Ha funcionado bien? ¿Qué ha salido mal y por qué? ¿Cómo se ha sentido llevándola a cabo? Evaluar las decisiones que hemos tomado nos permitirá revisar las tácticas utilizadas y ayudará al niño a tener una visión de conjunto de la situación. Además, así conseguiremos que pueda para tomar una mejor decisión la próxima vez.
Conclusión
Tomar decisiones es algo que hacemos constantemente a lo largo de nuestra vida. Unas son más importantes (elegir un trabajo) y otras más sencillas (elegir el sabor de un helado), pero todas ellas tienen consecuencias. Los niños necesitan aprender a tomar decisiones y a aceptar la responsabilidad de las mismas y nosotros podemos guiarles y ayudarles en ese largo camino.
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