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Portada » Creencias sobre la ansiedad que te hacen sentir mal

1 julio, 2019 por Clara López Deja un comentario

Creencias sobre la ansiedad que te hacen sentir mal

Creencias sobre la ansiedad que nos hacen sentir malLos problemas de ansiedad son una de las consultas más habituales en nuestro centro de psicología en Aranjuez y uno de los trastornos más comunes entre la población.

Las dificultades con la ansiedad pueden manifestarse de formas muy diferentes. Algunas personas sienten una preocupación constante, otras tienen miedo de algún objeto o situación concreta o temen ser juzgados de forma negativa en situaciones sociales. Para algunas personas, la ansiedad se relaciona con algún evento negativo de su pasado, mientras que para otras, se presenta en forma de ataques de pánico que les generan unos síntomas físicos muy intensos. 

Cuando la ansiedad se nos va de las manos, nuestra calidad de vida desciende muchísimo. Afortunadamente, a través de la terapia psicológica, se pueden solucionar los problemas de ansiedad y aprender a manejar nuestros pensamientos y emociones para lograr sentirnos bien.

Pero hay algunas ideas erróneas relacionadas con la ansiedad que se interponen en este proceso.

 

Si no hago nada la ansiedad seguirá aumentando indefinidamente…

Mucha gente que tiene que lidiar con la ansiedad y con ataques de pánico reconocerá esta situación: estás en algún sitio haciendo algo y, de repente, tu cuerpo empieza a reaccionar con un montón de síntomas. Te cuesta respirar, el corazón te late muy deprisa, sientes presión en el pecho, sudas y notas un gran malestar. Parece que te estás volviendo loco. Vas notando como la ansiedad aumenta y piensas que, si no haces algo, seguirá aumentando más y más y te irás sintiendo cada vez peor, sin límites, seguirá aumentando hasta el infinito.

Esta predicción es bastante intuitiva, pero es errónea. De hecho, la relación entre los síntomas de pntomas de la ansiedad os srrpu,y la ansiedad sube y notas sensaci haces algo, de las personas. ques de pelaciona con alg de las ánico y el tiempo no es lineal, sino en forma de U invertida. Es decir, cuando empiezas a sentir que la ansiedad sube, notas una sensación de malestar. A partir de ahí, la ansiedad sigue subiendo un poco más, pero no para siempre. Después de un rato, se estabiliza. Y luego baja.

El problema es que la mayoría de las personas que se enfrentan a estos síntomas de la ansiedad tienden escapar de las situaciones que les provocan malestar antes de que los síntomas bajen, por lo que no dejan tiempo suficiente a su sistema nervioso para actuar y calmarse solo. Pero la ansiedad no sube más allá de un límite. Y el cuerpo volverá a su estado de reposo si le dejas.

 

Si retraso la situación me sentiré mejor…

Si empiezas a sentir miedo mientras estás en la cola para tirarte del trampolín más alto de la piscina, tu ansiedad puede llevarte a pensar que sería mejor ponerte otra vez en la parte de atrás de la cola para tener más tiempo para prepararte. Pero, en realidad, lo que estás haciendo es aumentar el tiempo de espera y, así, anticipando más ansiedad.

El miedo que anticipamos suele ser mucho peor que el suceso en sí. Porque en ese tiempo de espera hasta que llega la situación temida, pensamos muchas cosas negativas. Como no estamos haciendo nada todavía, nuestra mente ansiosa se ve libre para crear hipótesis sobre todas las cosas malas que nos pueden pasar y todas las catástrofes que se nos pueden venir encima. En la vida real, las catástrofes ocurren muy raras veces, pero en nuestro cerebro suelen ser frecuentes e inminentes. Así que, retrasar las actividades que nos resultan estresantes solo hará que nuestra ansiedad crezca aún más. Y, cuanto más ansiedad sintamos, menos capaces seremos de enfrentarnos a la situación y de conseguir lo que queremos.

Si te sientes ansioso por algo, tu mejor opción es resolverlo, en vez de huir de ello.

 

Evitar la situación que me provoca ansiedad hará que desaparezca el problema…

Los síntomas de la ansiedad son molestos y pueden asustar bastante. Por eso, es normal que cuando la experimentas, te sientas inclinado a no querer repetir la experiencia. Es decir, a evitarla. Aunque la evitación es efectiva a corto plazo, es contraproducente a largo plazo. Por ejemplo, imagina que te dan pánico las arañas y te das cuenta de que hay una en una habitación de tu casa. Tu impulso inicial será evitar ir a esa habitación por el miedo a encontrarte con ella. Esto es efectivo a corto plazo, pero problemático a largo plazo, porque la araña no va a irse sola. Si quieres librarte de ella, tienes de enfrentarte de forma activa. Es desagradable ahora, pero provechoso a la larga. Y la vida la vivimos a largo plazo.

Además, evitando la situación que te genera ansiedad, no estás resolviendo el problema. Porque el problema no es la situación, es la ansiedad. Luego para resolverlo tendrás que aprender a manejarla.

 

Centrarse en evitar los síntomas de la ansiedad en vez de resolver el problema…

Cuando las personas sienten ansiedad, el sistema de alerta de su cerebro se activa. Esto implica que se notan síntomas físicos que suelen ser molestos, desagradables y alarmantes (aunque no peligrosos). La incomodidad de estos síntomas hace que las personas se centren en eliminarlos, lo que se traduce en escapar de la situación o evitarla. Para manejar la ansiedad, sin embargo, es necesario centrarse en la tarea que uno está haciendo de forma más intensa, en vez de centrarse en los síntomas. La mejor respuesta si se enciende una luz de alarma en nuestro coche no es apagar el motor o taparse los ojos para no verla, es llevar el coche al taller y solucionar la avería.

Lo mismo sucede con la ansiedad. Si el sistema de alarma de tu cuerpo se enciende porque estás a punto de hablar delante de muchas personas desconocidas, la mejor solución no es irse corriendo al baño o posponer la charla. La mejor solución es centrar tu atención en la situación, no en los síntomas. Cuanto más concentrado estés en hablar, menos interferencia hará el malestar físico (y poco a poco irá bajando).

Éstas son algunas creencias sobre la ansiedad que hacen que muchas personas sientan que pierden el control cuando se enfrentan a situaciones difíciles. En el próximo artículo, veremos algunas más. Mientras, si tienes cualquier consulta, no dudes en ponerte en contacto con nosotras.

Hemos visto algunas ideas sobre la ansiedad que muchas personas dan por supuestas, pero que, en realidad, están interfiriendo en su manera de manejar esta emoción.

Los síntomas de la ansiedad suelen ser tan desagradables que, en el momento en que los estás sintiendo, cuesta mucho trabajo pensar de forma racional y tomar decisiones meditadas. Por eso, muchas personas terminan actuando sin pensar, movidos por el malestar, lo que provoca que cada vez sea mas difícil enfrentarse a la situación temida.

A continuación, vamos a ver más creencias sobre la ansiedad que son muy comunes. ¡Y también muy erróneas!

 

Confundir miedo con peligro…

Nuestra respuesta de ansiedad evolucionó en un tiempo en el que el peligro y el miedo iban de la mano. Las medidas de seguridad eran inexistentes y teníamos que competir por la comida con otros depredadores. En aquel momento, si oías un ruido en tu cueva por la noche, seguramente significaba que había un peligro inminente.

Pero, hoy en día, vivimos en un ambiente en el que el miedo no suele darse ante peligros reales. Si no sale bien tu presentación en el trabajo, seguramente tendrás más oportunidades para hacerlo bien. Y si oyes un ruido en tu casa por la noche, lo más probable es que sean las cañerías del vecino.

Es importante no confundir la sensación de miedo con que haya un peligro real, pero eso requiere un gran esfuerzo cognitivo. Por eso, cuando te sientas ansioso, pregúntate a ti mismo: “¿estoy en peligro de verdad?”, si no es así, entonces los síntomas de tu ansiedad son innecesarios (o exagerados).

La distinción entre cómo nos sentimos y cómo estamos es muy importante para poder manejar las emociones. Porque lo que sientes y lo que te pasa no es necesariamente lo mismo. Por ejemplo, la gente que ha bebido mucho alcohol cree que puede conducir bien, aunque en realidad, no es así. Lo mismo sucede con la ansiedad. Cuando estás en medio de un ataque de pánico puedes sentirte fuera de control, pero, en realidad, no estás perdiendo el control. De hecho, las personas que experimentan ataques de pánico mientras conducen, siempre encuentran la manera de controlar el coche, buscar una salida, parar en un lugar seguro y pedir ayuda. Y todos esos son signos de control. Las emociones son una reacción de nuestro cuerpo y nuestro cerebro, pero no están provocadas por la situación en sí. Así que no te creas todo lo que sientas.

 

Odiar la ansiedad porque te hace sentir mal…

Es importante recordar que la ansiedad es un sistema diseñado para protegernos. Odiar la ansiedad porque es molesta es como odiar a un bebé porque llora mucho. Llorar, para un bebé, es una conducta necesaria para que le presten atención y para crear vínculos con su cuidador. Llorando, el bebé te alerta de que le pasa algo y necesita que le atiendas. Un niño que no es capaz de llorar cuando siente hambre, frío o dolor tendrá más dificultades para sobrevivir.

Igualmente, la respuesta de ansiedad es un sistema diseñado para protegernos, no para herirnos. No quieres que desaparezca. Quieres aprender a entenderlo, manejarlo y lidiar con él de forma adecuada.

 

Sentirte (y hablarte) mal por tener ansiedad…

Mucha gente se siente mal consigo misma por sentir ansiedad en ciertas situaciones. Se reprochan a sí mismos ponerse tan nerviosos y tener reacciones tan exageradas. Esto les lleva a pensar cosas como: “soy débil y estúpido por ponerme ansioso por esto” o “soy un flojo, los demás no se ponen así por tan poca cosa”.

Algunas personas creen que “machacarse” así les motivará de alguna manera. Les hará mejorar o sobreponerse a la ansiedad. Pero esto es un error. Cuando nos hablamos de forma negativa, nos sentimos mal. Por eso, el auto-rechazo no es la manera de mejorar. La mejor manera de lidiar con la ansiedad es ser comprensivo con uno mismo. Es mucho más efectivo decirte cosas como: “sentir ansiedad es normal” o “voy a aprender a manejarlo”. Este tipo de pensamientos te hará sentir más tranquilo y te motivará a enfrentarte a la próxima situación difícil.

 

La expectativa de que una buena vida es una vida sin incomodidades…

Los seres humanos queremos estar a gusto. Y nos esforzamos bastante para no sentir molestias o tener sensaciones desagradables. Y eso está bien. Es normal que intentemos sentirnos lo mejor posible.

Pero la incomodidad es inevitable en la vida. De hecho, alcanzar metas importantes, requiere pasar algo de incomodidad. Tener una pareja estable, criar un hijo, tener un negocio, terminar la universidad, envejecer… todas son metas que requieren algo de sacrificio. Aunque gastamos mucho tiempo intentando evitar la incomodidad, también es útil emplear un poco de esfuerzo en aprender a tolerarla. Así se es más capaz de manejarse a uno mismo cuando las situaciones no son tan agradables como nos gustaría.

Los episodios de ansiedad y las experiencias difíciles son oportunidades para practicar y desarrollar habilidades que nos hagan manejar mejor las emociones. Para alguien que no sabe nadar, una piscina es un lugar que da miedo. Pero la mejor solución no es evitar la piscina, si no aprender a nadar.

 

Conclusiones sobre la ansiedad

Todas las creencias sobre la ansiedad de este artículo y las del anterior son habituales para muchas personas. Espero que saber más sobre ellas te ayude a sentir que eres capaz de manejar tu ansiedad y sentirte mejor.

Pero, a veces, no basta simplemente con saber algo. A veces, la situación se puede ir un poco de las manos y es necesario un pequeño empujón para coger fuerza y lograr enfrentar la ansiedad. Si es así, no dudes en ponerte en contacto con nosotras. Trabajaremos contigo para que recuperes tu sensación de bienestar.

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